MEDIDAS A LA MEDIDA PRESIDENCIAL

Por: Alberto Jaramillo

¡Un presidente que quiere gobernar! ¡Pero no puede gobernar!

Este país que él no gobierna, ya que el mandante son las mafias, los políticos corruptos, la delincuencia, la injusticia y la pobreza que cuece la próxima crisis social, sin más Guillermo Lasso toma estos eventos para abanderar sus fines, sin reparo dice "a mí me lo entregaron así, los mismos de hace 2, 4, 6, bla, bla, bla, 14 años" o “fue el primero, luego el segundo y ahora el tercero” y me olvido de la asamblea, que al recordar en sus entrevistas que lo tienen bloqueado le saca una cara de tristeza bien desagradable, pero igual diga lo que diga el trasfondo es aprobar sus leyes que ha preparado para beneficio de los ecuatorianos, esperen ¿Para beneficio de los ecuatorianos? Ahora sí, dudo que quitar derechos, o fragmentarlos, por ejemplo, del patrimonio jurídico del trabajador, para crear normas que reprimen derechos paralelos a un código primario del trabajo que los protege es inconstitucional y hasta taimado.

Entrando en materia, lo expuesto por el presidente esta noche, de forma exclusiva el estado de excepción decretado, favorece a pasar los proyectos de ley que considere el ejecutivo, ya que se cumple la salvedad del art. 140 de la Constitución, sino ocurre, es que el estado de excepción es por necesidad, pero como fue hecho para su necesidad daré una semana para que anuncie el envío de los vagones de la ley trole a la Asamblea. Así como también el hacerse el bueno con los policías y las fuerzas armadas prometiéndoles blindarlos con una ley de defensa y una unidad legal para patrocinarlos, también lo blinda a él, es el ayúdame y te ayudo o haciendo uso del bagaje jurídico que poseo es quid pro quo por donde lo miremos, ante cualquier acto de uso de la fuerza de forma poco legítima, que puede ser ante los delincuentes o también ante una manifestación por la inconformidad creciente o una confrontación con la sociedad civil y la fuerza pública, ambos quedan protegidos; y, como comentario final poca es la valentía de lanzarse por parte del presidente ante una muerte cruzada para disolver a esta asamblea que a través del método de Webster no trajo una oportunidad para las minorías, sino para la mayoría de oportunistas que pululaban un escaño y ahora están en su contra, opción que lo pone meditabundo ya que usar la muerte cruzada para él es un abismo del cual no retornaría.